Ni Messi ni Cristiano. Varane fue el gran triunfador de la noche. El
jugador francés se elevó por encima del resto de jugadores y coronó una
actuación brillante que le consagra como un central de categoría.
A sus 19 años, Varane no sólo pasó la prueba del Clásico, sino que se
confirmó como un jugador de talla mundial. El niño de Zidane, que fue
su gran valedor para que fichase por el Madrid, se hizo adulto en el
mejor escenario posible y ante el rival más peligroso. Para colmo, marcó
el gol del empate. El broche de oro a su gran noche.
Cinco años después, el Madrid se frota las manos ante el nacimiento de
otro central que marcará una época en el conjunto blanco. El 23 de
diciembre de 2007, en el Camp Nou, Pepe hizo un partido sencillamente
perfecto ante el Barcelona y demostró una jerarquía que hacía tiempo no
se veía sobre un terreno de juego. Estuvo perfecto en los cruces y
contundente en la anticipación. No sólo le ganó el pulso a Eto’o, se lo
ganó a todo el Barcelona. Aquella noche, el Madrid ganó 0-1 en el Camp
Nou, gol de Baptista, pero la sensación fue Pepe. Don José, como le
llamó MARCA tras su soberbia actuación.
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